8. dic., 2021

Una guía en el camino

Recuerdo las primera noticias que escribimos sobre genética. Eran los inicios del milenio, y la identificación de los genes del genoma humano y los descubrimientos que emanaron del mismo nos llevaron a escribir titulares asombrosos, que nos llevaban a intuir que las ciencias biomédicas, incluso la manera de entender la vida, estaban al inicio de una nueva etapa.

No ha sido fácil; a pesar de la rotundez de de los titulares que numerosas veces hemos tenido el privilegio de redactar, más de una vez hemos podido sentir el precipicio de todo lo que falta por descubrir, del conocimiento que se está cimentando en una bases aún movedizas, y hemos podido imaginar a los investigadores ante nuevas preguntas, ante vastos mundos por descubrir. Recuerdo aquellos primeros titulares, en los que destacábamos, por ejemplo, los grandes avances médicos que se podrían realizar gracias a los avances genéticos que estábamos dando a conocer, y el asombro que sentíamos a la par, al saber, por ejemplo, que un gran porcentaje del genoma humano era denominado como junk DNA, porque no tiene (de momento) una función conocida.

Por lo tanto, por supuesto, textos como el de Sober son cruciales para entender mejor las problemáticas que pueden surgir ante los avances de la genética. Muchas veces surgen noticias, muy llamativas, en las que la causalidad genética se muestra determinante, y poder reconocer la importancia que las intervenciones ambientales pueden tener, saber que los genes no son siempre condición suficiente para que se manifieste un rasgo, y tener claro que la causalidad genética no descarta la causalidad ambiental es fundamental. Por lo tanto, este tipo de textos son una guía en el camino.

La crisis sanitaria del COVID-19 también está creando controversias ante las cuales surgen nuevas y numerosas preguntas. Centrándonos, por ejemplo, en una de las más actuales, ahí tenemos las dudas que están surgiendo ahora ante la vacunación infantil. Es una cuestión a tratar desde diversos aspectos: la medicina, la epidemiología, la ética... Y destacaría la labor ingente que están realizando numerosos científicos para divulgar mediante redes sociales sus conocimientos, la última hora de la investigación, mostrando también sus reflexiones e inquietudes. Destacaré, por poner un ejemplo, el hilo que la investigadora de la UPV Izortze Santín ha realizado esta semana en Twitter en torno al tema en cuestión. Me parece un buen ejemplo.